martes, 7 de septiembre de 2010

Y los perros siguen ladrando (II)



Repaso las novedades discográficas del Mondo Sonoro y las comparo con las de hace cuatro años, en un ejercicio, otro más, de nostalgia. El 2 de febrero de 2004 llegaba al concierto de Violent Femmens y The Soundtrack of Our Lives notablemente ebrio, gracias a una tarde de licor café en la Novena Puerta y a una botella de Abadía de San Campio que acompañó la cena armenia en la Ovella Negra.

Ahora leo la crónica musical y soy consciente de que era otro Apocalipsis el que estaba allí. Hedonista, nihilista, catártico, aventurero y bastante cínico.

Hay un gato negro cruzando la explanada y Thor explota de locura, ciego por cobrarse su botín. Es más rápido el gato, y desaparece en medio de la noche. También mis ideas desaparecen y no logro mantener un discurso coherente, así que disminuyo el volumen del reproductor y me hago otro café suave, para pensarte.

No me ayudan los tragos de la botella de agua que compré antes de venir, en la que compruebo la presencia de E-242 y E-11, acesultamato K y ácido cítrico, a hacer la digestión de los tortiglioni con pomodoro e peperoni de la cena, ni las recientes noticias del golpe de estado en Timor Leste, recién servidas en la primera edición del diario local.

A veces me sobrevienen unas ganas tremendas de encerrarte en un abrazo y entonces un aliento gélido se entretiene entre mis extremidades superiores, para recordarme el tiempo y la nostalgia.

Malditos perros, no pararan de ladrar en toda la noche. ¿Qué significará flugrekorder nicho öffnen? No quieras saberlo todo, porque las respuestas también duelen. Hay noches pesadas como enormes porqués, apenas una franja de luna que parece reírse de mí, en medio de unas tinieblas que entablan un diálogo continuo entre el océano y el cielo.

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